todo se vuelve diferente, más intenso,
un poema no es un poema,
como un lamento no es
un simple acto teatralizado con pasión.
Un lamento es un vaso de cristal que cae al suelo,
una pérdida ya irrecuperable de tu alma.
La soledad no es una posibilidad,
ni un capricho, ni un rato al sol,
es una dictadura y no se diga más.
En cambio la ropa,
no es más que un taparrabos
necesario para no ensuciar,
y el vestir,
una excentricidad inmoral.
En los tiempos del coronavirus,
todo se vuelve diferente,
todo aun siendo lo mismo,
ha cambiado.

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