ahora,
o
puedo morir con noventa y un años,
o
dentro de seis años, con los cuarenta y siete recién cumplidos,
o
con sesenta y tres años, como mi padre.
Puedo
morir de un infarto mientras estoy en los baños de un centro
comercial,
de
cáncer,
atragantado
con un trozo de calamar en mitad de un concurrido almuerzo familiar,
o
peor aún, mínima y trágicamente acompañado, como aquel caso de
los dos amigos franceses que fallecieron en una comida que ambos
compartían.
Puedo
morir en la calle de una ciudad cualquiera, solo y en la inmundicia,
o
rodeado de familiares y amigos, en mi Jerez, en mi casa, en mi cama.
Puedo
morir consecuencia de una depresión,
de
una enfermedad mental,
victima
de abusos o de torturas.
Puedo
morir víctima de una puñalada una noche de vuelta de una noche de fiesta,
o
una mañana cualquiera por un accidente de tráfico producido in
itinere,
o
junto a un grupo de desconocidos, intoxicados por un escape de gas
producido durante la visita turística a unas antiguas minas de
centroeuropa.
Puedo
morir de amor,
de
envidia,
por
sufrír continuas crisis nerviosas,
de
placer,
de
pena,
por
el síndrome de Stendhal.
Puedo
morirme de risa.
Puedo
morir por culpa de una guerra.
Puedo
morir desengañado de la Vida,
renegando
y rechazando su existencia, maldiciéndola,
y
ansiando la llegada de la muerte,
abrazándola
y con muchas esperanzas depositadas en ella,
o
todo lo contrario,
puedo
morir lleno de vitalidad y en plenitud de todas o muchas de mis
facultades físicas y psíquicas,
temiéndola,
rehusando
el encuentro.
Puedo
morir en paz o atormentado.
Puedo
morir un Viernes Santo,
la
noche de Reyes,
o
el diez de junio.
Puedo
morir en mitad de una intervención quirúrgica,
en
mitad del acto sexual,
en
el cine, en mitad de una película,
o
al finalizar un día cualquiera.
Puedo
morir de Covid-19,
ahora
que estamos en los tiempos del coronavirus,
o
por causa de un estúpido e inexplicable accidente doméstico.
Puedo
morir habiendo sido un buen caminante y un buen conocedor del camino,
o
siendo para mi un auténtico desconocido.
Puedo
morir hoy, es posible,
pero
ahora no,
ahora
mueren estos pulsos,
ahora
quien muere es este poema.
Descanse
en paz.


