jueves, 11 de junio de 2020

EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS (XIII)

Puedo morir hoy,
ahora,
o puedo morir con noventa y un años,
o dentro de seis años, con los cuarenta y siete recién cumplidos,
o con sesenta y tres años, como mi padre.
Puedo morir de un infarto mientras estoy en los baños de un centro comercial,
de cáncer,
atragantado con un trozo de calamar en mitad de un concurrido almuerzo familiar,
o peor aún, mínima y trágicamente acompañado, como aquel caso de los dos amigos franceses que fallecieron en una comida que ambos compartían.
Puedo morir en la calle de una ciudad cualquiera, solo y en la inmundicia,
o rodeado de familiares y amigos, en mi Jerez, en mi casa, en mi cama.
Puedo morir consecuencia de una depresión,
de una enfermedad mental,
victima de abusos o de torturas.
Puedo morir víctima de una puñalada una noche de vuelta de una noche de fiesta,
o una mañana cualquiera por un accidente de tráfico producido in itinere,
o junto a un grupo de desconocidos, intoxicados por un escape de gas producido durante la visita turística a unas antiguas minas de centroeuropa.
Puedo morir de amor,
de envidia,
por sufrír continuas crisis nerviosas,
de placer,
de pena,
por el síndrome de Stendhal.
Puedo morirme de risa.
Puedo morir por culpa de una guerra.
Puedo morir desengañado de la Vida,
renegando y rechazando su existencia, maldiciéndola,
y ansiando la llegada de la muerte,
abrazándola y con muchas esperanzas depositadas en ella,
o todo lo contrario,
puedo morir lleno de vitalidad y en plenitud de todas o muchas de mis facultades físicas y psíquicas,
temiéndola,
rehusando el encuentro.
Puedo morir en paz o atormentado.
Puedo morir un Viernes Santo,
la noche de Reyes,
o el diez de junio.
Puedo morir en mitad de una intervención quirúrgica,
en mitad del acto sexual,
en el cine, en mitad de una película,
o al finalizar un día cualquiera.
Puedo morir de Covid-19,
ahora que estamos en los tiempos del coronavirus,
o por causa de un estúpido e inexplicable accidente doméstico.
Puedo morir habiendo sido un buen caminante y un buen conocedor del camino,
o siendo para mi un auténtico desconocido.
Puedo morir hoy, es posible,
pero ahora no,
ahora mueren estos pulsos,
ahora quien muere es este poema.
Descanse en paz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

CARTA DE LOS TRES REYES MAGOS DE ORIENTE A MIS HIJOS

  Queridos Manuel de la Piedad e Inés Salud: Somos Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos de Oriente, y durante esta noche he...