miércoles, 20 de mayo de 2020

TE QUIERO

Ahora cuentas tú.
Ha llegado tu momento,
eres lo verdaderamente importante.
Ahora que eres la protagonista o el protagonista,
te voy a vaticinar el presente.
EL PRESENTE ERES TÚ.
Estás aquí porque estás delante de mis palabras,
unas palabras que hace tiempo, tal vez mucho ya,
salieron de mi pecho por la boca articulada de mis nueve huellas dactilares,
y se agarraron con fuerza
a la superficie rugosa de tu pantalla del ordenador,
de tu hoja de papel,
de tu smartphone,...
Desde el instante que exorcizamos mis palabras,
huyeron y,
perdí su rastro.
No las he vuelto a ver,
y si las he vuelto a ver,
no las he reconocido como mías.
Tengo la certeza de que nunca volverán conmigo,
solo sé que soy parte de su pasado,
uno más,
y que ya no les sirvo.

¡Ah!, se me olvidaba,
aquellas palabras fueron,
TE ODIO.



EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS (XI)


Nos ocurre mucho con el tiempo del que disponemos cada día, que se comporta como una prensa de grandes planchas metálicas que avanza firme, apretando sin vacilar las horas, los minutos y hasta los segundos.
Pero en los tiempos del coronavirus no sucede así, el tiempo es un plano monocorde e invariable, una llanura infinita con prados verdes atravesados desigualmente por tímidos arroyos, moteados de árboles robustos y solitarios, de manchas boscosas, y también una planicie con extensos y secos desiertos, silenciosos de piedras y de arena fina que se desplaza a merced del viento.
Pero en ambos casos, el tiempo nunca juega a nuestro favor. Quizás porque no nos ganamos su confianza, o quizás porque no le proporcionamos algo que él valore, y eso que hasta le entregamos fielmente nuestra muerte. Tal vez no le agrade, tal vez quiera mejor nuestra vida. 
Pero lo malgastamos tanto, lo mal usamos con tal indiferencia, que claro, es posible que su corazón herido recubra su aspecto de un rudo imperturbable.
Lo que parece evidente es que el tiempo no está preparado para cultivar ni prisas ni hastíos.

viernes, 15 de mayo de 2020

A JUAN CARLOS ARAGÓN (Y II)

Aquí finalizo este sentido y convencido recuerdo al Capitán Veneno, un poeta, músico, literato, filósofo,... tantas y tantas virtudes engarzadas en su alma y su Fe de carnavalero. Pero pienso que Juan Carlos Aragón era mucho más, pues sus obras no dejan indiferente a nadie, porque son potentes interpelaciones que traspasan y transgreden a cualquiera que lo escuché o que lo lea, provocando infinidad de reacciones en un sentido u otro, aunque dicha persona no tenga interés o predisposición por la Fiesta (Juan Carlos me corregiría con descaro y me diría que de fiesta nada, que es una Religión) del Carnaval de Cádiz.
En el anterior post, compartí una carta que le escribí días después de su fallecimiento, y ahora comparto, días antes de su primer aniversario, con respeto y con mucho pudor, pero sin ningún miedo porque nada pretendo más que mostrar mi admiración hacia él, un par de letras que he escrito en estos días intentando que se puedan cantar al compás de su música sagrada. Una letra es un sencillo homenaje, sincero agradecimiento por su legado y compromiso, y la otra es una reflexión sobre la realidad que estamos actualmente viviendo.
Como dije hace ya casi un año: 
¡Larga vida Capitán, que te vaya bonito en el infierno bendito del Carnaval de Cai!.



NO HE VENIDO CAMARADA
(PASODOBLE CON MÚSICA DE LA COMPARSA LA GADITANISSIMA)
No he venido camarada,
a algaradas ni discursos,
pero te traigo un Oh Yeah! para ti,
sincero homenaje profundo,
que lo que merece tu mundo,
es vivirlo tal que así,
alzar bien alta la voz,
al canto libre y canalla,
ese que cala en la piel,
y que ha nacido en la playa,
ese que tiene la fuerza,
que dan nuestras gargantas,
que al poderoso espanta,
con verdades valientes,
que tu credo es el veneno,
que mata por dentro,
el manejo sumiso,
de quien vende nuestros sueños,
por un precio traicionero,
que le nubla la razón,
que hay que ganar por entero,
al pueblo que es el primero,
dándole su bendición.
Que en la fiesta de las letras,
hay que ser un majareta,
para creerse un literato,
por cantar cuatro piropos
perfectamente rimados.
Que es el carnaval
mundano,
eternamente gaditano,
el que pinta de color,
rojo como la pasión,
los ladrillos de este templo.
Que esta tierra bendita
llamada tacita,
necesita que alcemos,
juntos nuestras guitarras,
y le cantemos a Cádiz
con el corazón.
Por ti Juan Carlos Aragón.




CUANDO LA VIDA TE SONRÍE
(PASODOBLE CON MÚSICA DE LA COMPARSA LOS PARIAS)
Cuando la vida te sonríe
te sientes fuerte y poderoso,
consigues fácilmente todo
pues con dinero tú te ríes,
y no hace falta que confíes
en ningún pobre o ningún tonto.
Con chascar tu billetera nada más
tus sueños se hacen realidad y no hace falta que porfíes
con ningún pobre o ningún tonto.
Ah! que bien te va y con fuerza te ves
repleto de poder,
pero has de saber
que el mundo no descansa solo en el tener,
hay riesgos que vendrán y que no mirarán
cuan grande es tu cartera,
porque el hombre se enfrenta por fin
a problemas que lo son de la Tierra entera.
Así, como cuando ahora
este virus devora
a toda la humanidad,
ya no existen clases sociales,
la economía ha demostrado
no pensar más que en el mercado
borrando a los trabajadores,
y para cuando el licenciado
santa vacuna haya encontrado,
ya habrán perdido muchos pobres.
Un nuevo infierno que acecha a escala mundial
una crisis creada por la humanidad, a todas luces
por culpa de la avaricia por ganar, nos llevará a un posible y nuevo dilema.
Ya va siendo hora que alcemos juntos la voz y gritemos que se enteren todos,
que el futuro pasa por cambiar las reglas del...
¡Sistema!.


miércoles, 13 de mayo de 2020

A JUAN CARLOS ARAGÓN (CARTA ESCRITA EL 19/05/2019)


Deja que te ofrezca un poco de mi sangre de tinta, a ti que tantas veces te desangraste por los tuyos y por tu Reino, que más que Reino siempre fue una República.
Pienso ahora que tu despedida no podía ser de otra manera, el que nace canalla y desea seguir siendo un canalla, al final consigue morirse siendo un Veneno, es decir el Capitán de los canallas. Te fuiste por sorpresa, sin avisar, y sin posibilidad de que el tiempo te apresase y te encerrase en la cárcel carnavalera del olvido. Te fuiste y por ello no diste lugar a ser uno más que un día fue, alguien que tuvo su tiempo y que en la vejez se convirtió en un fantasma más, en una triste sombra, ya que por entonces se rezarían otros credos y a otros santos.
Creías en lo que hacías. Una de las cosas que tenías más claras era el saber de donde venías, las puñeteras calles de Kadi City, y el saber a quién debías dar voz, a todos esos Panteras, golfos y parias, que son el vaso espiritual de esta gran Araka gaditana que canta y llora por carnavales. Sin ellos qué sentido tendría disparar coplas por las calles. Si no están quienes son el objetivo al que van dirigidas, no habría Carnaval. Por mucho que los comparsistas se la den de artistas, si la calle no está regada con tintos de verano, echados a pecho por hippies gaditanos de un lejano yesterday, ¡oh yeah!, ¿a quién cantarle?, ¿a los millonarios, a los guiris o a los mafiosos políticos de los chavales de askí?.
Lanzaste a la calle y a las propias tablas del templo maldito y divino de la libertad una idea, un concepto solo, porque lo que escupiste (y digo bien al decir escupiste, ya que un príncipe como tú, uno de esos príncipes que no son más que condenados ángeles caídos en noches de bohemia, no pueden predicar sino escupir) fueron tus mismas entrañas, y como vida solo hay una, e inmortal, pues solo nos dejaste un mensaje, y lo traía quién si no, tu camarada er Chele.
¡Larga vida Capitán, que te vaya bonito en el infierno bendito del Carnaval de Cai!.



domingo, 10 de mayo de 2020

EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS (X)

Estoy triste ¿sabes?. No es la única vez que estoy triste. Cierto es que éste no es mi estado de ánimo natural, el que más veces tengo. Normalmente suelo estar animoso, con disposición y presto a cualquier llamada o requerimiento.
No es malo estar triste. No pasa nada. De hecho hace poco leía una noticia que básicamente decía que había estudios que demostraban que el ser humano no podría soportar el mantener durante toda la vida un estado de alegría y felicidad.
Tengo un defecto bien localizado, y es que a pesar de que suelo mantener un diálogo interno, no soy capaz de precisar qué me ocurre o cómo estoy realmente con exactitud.
Debo de estar además bien triste porque he preferido no seguir los últimos wasaps que me han llegado, y es que soy de los que lloran por dentro mientras me pongo música en los cascos y voy haciendo cosas por la casa.
¡Ah claro!, ¡ya sé qué me ocurre!, y lo sé perfectamente ¿sabes por qué?, porque me he conmovido, me he emocionado al pensarlo, ¡jo, que sensación más eléctrica!. Estaba aletargado y ¡ahora estoy activado!. Lo que me pasa es …, bueno,… perdona, pero los detalles me los voy a guardar para mí, no los voy a confesar, aún a riesgo de que lances un rápido juicio sobre mi decisión. La verdad es que no quiero desnudarme por entero. Estoy escribiendo estas letras a modo de fármaco sanador. No estoy haciendo ninguna labor que requiera de mi una apertura absoluta y una entrega sin condiciones y a cualquier precio. Siento vergüenza, tengo pudor y no me voy a sentir mejor porque lo cuente todo, en definitiva, este es mi espacio, una ventana más, otro lugar desde donde nutrirme con todo lo que mis sentidos puedan captar, puedan dar de sí, y desde donde mostrar las realidades (verdades) y las ficciones (verdades etéreas nacidas de una mentira o de la nada) que yo quiera, que yo pueda, y en el grado que yo establezca.
Lo que me ocurre es que hay dos situaciones, dos aspectos que están muy presentes en mi vida, y hay momentos en los que me subo al carro de protagonizarlos demasiado, tomo más partido y más importancia de la que realmente me corresponde en ellos, y eso, claro, me genera expectativas grandes, mayor dependencia de lo que pueda ocurrir y por tanto, desasosiego, desazón, incluso enfado. Me hace daño. Me genera tristeza.
¡Jejeje!, sonrío un poco porque me siento más positivo que abatido, ya que sé que esto es algo que puedo revertir.
Ahora voy a llevar a cabo ese proceso (LA REVERSIÓN) con ganas y determinación, rezando, leyendo un libro de autoayuda, meditando, saliendo a correr, escuchando música clásica, escribiendo, llamando a un buen amigo, dando un paseo solitario por las calles, asistiendo a una intensa clase de zumba,… bueno, obviamente todas esas cosas no voy hacer, lo que pasa es que no quiero que terminemos este texto con un nuevo juicio por tu parte. Puede ser que dicho juicio sea inevitable y que tal vez ese sea el precio que hay que pagar, pero también es verdad, que en los tiempos del coronavirus las cosas han cambiado, o mejor dicho las cosas pueden cambiar, o mejor dicho aún, las cosas deben cambiar. Así que probemos a ver qué tal nos va. 
Lee mi confesión de nuevo y no me juzgues.

viernes, 8 de mayo de 2020

DIARIO DE LUNA

02/05/2020

8:10 a.m. Es fin de semana y estoy de descanso en el trabajo pues no comienzo nuevo turno hasta el martes por la noche. Salgo al patio de casa, me siento en el sillón trenzado de caña que hay bajo el porche y contemplo como va naciendo un nuevo día. Es una espléndida mañana, cielo azul y claro, ni rastro de nubes, el sol calienta plácido, agradable. El viento se hace presente a ratos, con ráfagas que agitan con violencia las altas ramas de los centenarios árboles del jardín. A pesar del arrebato inconstante e impredecible del viento, es un día tranquilo, apacible. Lo más importante es que es un día más, un nuevo día. La nostalgia toma asiento conmigo, quiere acompañarme, tomar té, comer pan caliente con aceite, igual que yo, ella, la eterna compañera, como cada mañana en días de paz, viene a visitarme. Ella se empeña en recordarme que Andrés sigue aquí, que está presente. Se viste como él, camina como él, huele como él y hasta sonríe como él. Yo sé que aunque se parezca, no es él. Andrés ya nunca volverá porque los muertos no regresan, las personas mueren y desaparecen, así es, no hay más. De hecho no me importa que aparezca y me acompañe esa nostalgia, sobre todo en días como este, ya que sé que ésta, no es más que el recuerdo herido, ese que todavía sangra y duele. Su recuerdo no es mi enemigo, ni todo lo que le amé es ahora una carga pesada, no me revelo ni tampoco me compadezco porque mi mirada sea a veces errante y mis ojos, condensen la tristeza precipitando al vacío que piso alguna que otra lágrima. No miro al futuro con inquietud ni expectación, pero no me quedo quieta, parada en un tiempo que fue muy bello. Tengo razones para seguir adelante, muchas, y tengo razones para quedarme en esta sombría estación, algunas. Con él sepulté muchas cosas, mi arsenal de caricias y mis días venideros en común, y otras muchas cosas se quedaron conmigo, porque están grabadas en mi piel. Por esa razón, la nostalgia, vendrá cada mañana de los días apacibles a hacerme compañía, a desayunar conmigo y a charlar. Nos miraremos, le contaré que tal me va todo, y con un beso nos diremos adiós; luego apagaré su recuerdo y seguiremos, yo aquí y el allí donde residen los cuerpos inertes, porque como ya dije, los muertos nunca regresan.


miércoles, 6 de mayo de 2020

EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS (IX)


Suelo acompañar cada entrada de mi blog con alguna fotografía. Creo que complementan al texto y estéticamente queda mejor todo el conjunto, más bonito; la mayoría de blogueros así presentan sus diferentes entradas.
De hecho hay una frase muy conocida que dice, “una imagen vale más que mil palabras”, y es así, una imagen, ya sea una fotografía, un dibujo o una composición del tipo que sea, tiene una enorme capacidad de transmisión. Pero aún teniendo ese gran valor, la verdad es que ni por esas consigue la imagen sustituir a la palabra por completo. Piensa por un momento que podrías decir y hacer con mil palabras, y no te digo nada si esas mil palabras fueran tus últimas mil palabras.
Cierto es que la palabra tiene que esforzarse más que la imagen para comunicar algo. Y es que se podría decir, que, sin llegar a conformarse ni reglarse como una competición o como un duelo (recordemos que un duelo que se precie tiene previamente sus reglas establecidas, si no se llamaría emboscada, trampa,… no sé) a vida o muerte. En el propio enunciado de la frase en cuestión, subyace una fuerte rivalidad, un odio entre hermanos, una amistad traicionada.
La palabra es un ser más frágil quizás, pero robusto también. Sostener una foto no lo puede hacer cualquier papel, se necesita uno que sea especial, es decir, un papel creado exprofeso para contener miles y miles de puntos tintados, invasión de colores, sombras y siluetas que luego captarán la atención de muchas de las personas que lo vean, personas que le dedicarán mucho tiempo a mirarlas, que incluso las compartirán con otras con quienes seguramente las comentarán y hasta debatirán. Esos papeles escogidos, ya impresos por sus legítimos dueños, en muchos casos coparán los lugares más privilegiados, como por ejemplo, portadas y páginas centrales en el caso de libros.
En cambio, la palabra, una tras otra montada, se conformará con el papel común, ese que se rompe más fácilmente y que arde mejor. Se podría decir que la palabra lo tiene un poco más complicado en esta vida, pero tampoco todo es tan negativo. Una familia o un par de amigos sin palabras de por medio, dichas o escritas, no serían nada, o algo casi peor que nada, sin brillo ni vida. Su fortaleza radica en su antigüedad. La palabra ha resistido todo tipo de envites en la vida: guerras, tiempos de oscuridad y silencio, hambrunas, crisis, epidemias y pandemias,… y en los tiempos del coronavirus no iba a ser menos. La palabra es sencilla y humilde.
Pero no seré yo, quien por el interés personal de parar mi atención y fabricar mis dudas fundamentalmente con la palabra, el que tome partido solo por ellas, ya que ambas, palabra e imagen, imagen y palabra, ganan más si van unidas de la mano.
Dos lenguajes, dos pulsiones, dos seres, que no se necesitan, pero que los encontramos en muchos lugares juntos.

¡Fuera las rencillas y las disputas!, fuera el ser una más que la otra o la otra más que la una, comparaciones odiosas de dos bellas criaturas que nada tienen que robarse entre ellas.
¿Qué queréis, seducir o conquistar a las personas?, pues reuniros siempre que podáis, trazad un plan juntas y dad lo mejor. Pocas veces no lo lograréis.
YO OS QUIERO Y OS NECESITO EN MI VIDA.

martes, 5 de mayo de 2020

domingo, 3 de mayo de 2020

AMARGA FELICITACIÓN (EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS VIII)

Normalmente todo lleva buen camino cuando la vida discurre y se desarrolla desde la máxima del “orden natural de las cosas”. De hecho, casualmente, lo estamos comprobando con el medio ambiente desde que el ser humano se ha visto obligado a reaccionar frente a la pandemia y a adoptar medidas, que han disminuido su impacto y su presencia en el planeta. La naturaleza ha reaccionado resurgiendo con vigor y recuperando espacios, y es que, en los tiempos del coronavirus, no a todos les va igual la película, y a la naturaleza le ha venido muy bien este SARS-CoV-2. Estoy seguro de que al ser humano le iría mucho mejor que hasta ahora, si cuidara nuestro planeta, nuestra MADRE TIERRA.
Pues en el “orden natural de las cosas” hay otra “cosa” de mucho valor, de mucha importancia, algo que es de lo más grandioso que tiene la Vida, y que es el SER MADRE. Dar la vida debe ser un acto que te marca por entero, una señal que se graba en tu cuerpo a partir de la cual comienza algo nuevo, un nuevo registro, paso irreversible en el que se pierden cosas (ya irrecuperables) y a la vez se ganan otras (que nunca desaparecerán). Todo esto es algo muy bonito que ensancha el alma, agita el corazón y conmueve. Así mientras no se rompa la ya dicha sagrada ley del “orden natural de las cosas”. Rota la norma, se acaba el sueño y comienza la pesadilla.

A ti, que obraste el milagro,
a ti, que te rompiste como la montaña que estalla de agua contenida,
a ti, que gritaste por dentro
y que iluminaste a tu alrededor,
en algún momento y a partir de él,
derrota,
impotente rabia,
cual ciudad sufre la desvastación
provocada por el fuego,
a sabiendas que el resurgir, si existiese,
nada tiene que ver con la palabra recuperar;
a ti mi recuerdo, a ti mi respeto 
y a ti mi cariño,
a ti que te la robaron nada más nacer,
a ti que sufres el odio, el rechazo, el acoso, el abuso, el maltrato de él,
a ti que la perdiste por siempre en aquel accidente de tráfico o por aquella silenciosa enfermedad,
a ti que antes de alumbrarle, ya se le había apagado la luz,
a ti que mantenías el deseo y albergabas esa bonita ilusión que nunca se cumplió,
y a ti también, madre de recia voluntad,
que de una manera u otra el destino te jugó la peor broma macabra,
FELICIDADES,
porque hoy también es tu día, 
aunque no haya nada celebrar.



viernes, 1 de mayo de 2020

EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS VII

En los tiempos del coronavirus, #Todosaldrabien cuando aprendamos que lo mejor que podemos hacer por el otro es:
ofrecerle un buen vaso agua,
decirle que no, la mayoría de las veces, ¡no todas por favor!, con una sonrisa,
que seas tú quien prepares todos los días la munición de las 20:00 horas en el balcón, y luego te encargues de recoger y limpiar las armas para del día siguiente,
no prestarle mucha atención, y como ley suprema, nunca cuando te visite el hastío,
dedicarle la próxima payasada
y comprarle su última patochada.
Consigue que vuestro hogar: 
cuando sea aconsejable,
tenga el tamaño de la más pequeña sabana conocida;
todas las tardes, después de almorzar, de manera obligatoria,
tenga el aspecto de una pequeña tetería de Marrakech, donde se puedan escuchar unas pinceladas de cante por bulerías de Jerez;
cuando sea necesario,
se confunda con un pequeño jardín preñado de flores silvestres, lavanda y romero;

y cuando sea inevitable,
se convierta en el más seguro búnker para pasar las horas angustiosas del bombardeo enemigo.
¡Suerte, y manos a la obra!, que #Todosaldrabien.



CARTA DE LOS TRES REYES MAGOS DE ORIENTE A MIS HIJOS

  Queridos Manuel de la Piedad e Inés Salud: Somos Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos de Oriente, y durante esta noche he...